RIVAS/ MONTAÑO WORD

FORMA + INFLUENCIA

MONTAÑO + RIVAS

TEXTOS: Forma y Función hoy en día _ Mary Mcleod
Arquitectura e Intuición _ Frank Gehry
Cruza de Arquitectura _ Alejandro Zaera-Polo


Forma y Función hoy en día
Mary Mcleod

En arquitectura, la palabra FORMA se refiere a la figura o morfología de una construcción, una cuestión física, pero también alude a eso que es más que una función. Un significado de forma, ahora arcaica, es belleza, que fue tradicionalmente asociada con estilo y decoración. Desde el comienzo del movimiento moderno la forma se ha referido, en cambio, a las relaciones de composición una calidad espacial y visual.
Debemos decir que la forma es lo que separa un edificio de la arquitectura, donde la composición dota a los materiales, estructura y programa con cualidades artísticas. Con respecto a esto, la forma es un tipo de exceso, una adición no funcional rechazada por el movimiento moderno.
Como sea, hasta el más mundano edificio utilitario sin forma no existe. La forma es intrínseca para ambos, arquitectura y edificio. Además, lo que es inmediatamente obvio en la arquitectura, la forma y función – función ahora adoptada ampliamente para incluir cualquier propósito social, político o cultural – nunca son completamente distintas.
Con el postmodernismo y sus prácticas artísticas pluralistas, la forma ha perdido su imperativo como un privilegio estratégico histórico o hasta como necesariamente la parte más importante del arte. No es sorpresivo que la arquitectura estuvo entre las primeras de las disciplinas que hicieron esta condición evidente
La función requiere algún tipo de forma, entendido tanto como algo desarrollado casi espontáneamente desde dentro, como algo concientemente impuesto por el arquitecto o constructor. La arquitectura acomoda la función, pero también la interpreta, la potencia, la expande y la transforma por medio de su forma. Esa es la dimensión real de su influencia.
En las tendencias neo-vanguardistas existe una inclinación por separar forma y función y trabajarlas independientemente. Cada una de estas aproximaciones arriesga un hermetismo y pensamiento en si misma. La tendencia biotecnológica recalca las limitaciones del defendido funcionalismo. No importa cuan sofisticados sean los programas computacionales o cuan completas sean las variables para ser acomodadas, las formas resultantes se mantienen eliminadas de las actuales necesidades y deseos, sean materiales o simbólicas. El diseño parece atrapado entre un instrumento determinista y un misticismo intuitivo. Eso que es supuestamente mas objetivo se transforma en mas subjetivo y separado de la vida social colectiva.
Por otra parte, el diseño voluntariamente intuitivo también resulta usualmente en una igualdad de estilo, recordándonos cuan pequeñas pueden ser la dimensión innovativa de la forma.
La función trae variación e imaginación hacia la excesiva generalización de la forma abstracta, al igual como la forma acarrea invención y juega con las dimensiones mecánicas de un instrumento, el funcionalismo codificado. Cada potencial desafía el estancamiento y hermetismo de los otros. Es en la tensión dialéctica entre la forma y función donde gran parte de los potenciales de riqueza arquitectónica permanecen, por lo que deben ser trabajados al mismo tiempo y relación.


Arquitectura e Intuición
Frank Gehry

El texto trata básicamente del pensamiento de Gehry, acerca de la liberación en el pensamiento a la hora de proyectar, ya que si nos quedamos amarrados o estancados en las consecuencias de cada una de las acciones que desarrollamos al proyectar, con cada línea que tracemos pensaremos en sus consecuencias y no avanzaremos. Cada acto estaría siempre cargado de un gran significado; expone como contraparte que tenemos que pensar en la forma como un elemento mayor, que genera cierto movimiento y que es capaz de cambiar el mundo y su entorno, agredirlo. Si empiezas a crear lo políticamente correcto, según tu entorno, tu forma de vida y hasta según los pensamientos de tu cliente, no lograras jamás cambiar el mundo. Solo debes liberarte y dejar que las cosas y tu mente fluya sin ningún tipo de ataduras.
Para el, este pensamiento de liberación en la forma, surge durante un periodo de observación y practica en sus inicios. Al desarrollarse en una época en la cual las formas históricas formaban parte de un camino sin salida, se empieza a interesar por el movimiento, formas, texturas y sensaciones que se lograban en el arte y no en la arquitectura. Esta representación del movimiento y el sentimiento quiso llevarla a sus obras de manera que estas quedaran cristalizadas. Llega un momento de su vida en que logra dar con ese movimiento en la forma, (que coincide con su aborrecimiento a la época posmodernista que replicaba el pasado) acercándose poco a poco, primero entendiendo el movimiento cristalizado, luego la escala arquitectónica y finalmente aprendiendo a construirlo; ya estaba listo para trasladarlo a la escala mayor. Era llevar a cabo algo que no sabia como hacer, liberándose de toda atadura.


Cruza de Arquitectura
Alejandro Zaera-Polo

La arquitectura no debe ser evaluada solo por su exterioridad, por los efectos que produce en su entorno, sino que también en su interioridad. La forma es la que prevé un nivel de consistencia, es una manera de organizar forma y programa de manera que se vuelvan consistentes en ella.
La tipología nos ofrece una forma de evaluar la arquitectura como material de organización. Los tipos son ensambles entre forma y programa, y la tipología es la forma de clasificar estos tipos creados. El problema de la tipología es que ha sido usada como una receta que se reproduce en cualquier parte, pasando por alto condiciones de cada lugar, nos lleva a la globalización. En todo caso la tipología no nos debe llevar a esto, debe ser usada como una forma de evaluar si estamos avanzando o no, tiene que ser un propulsor para experimentar nuevos modelos urbanos que nos permitan avanzar y ajustar modelos previos en vez de imitarlos.
Sus primero trabajos lo llevaban a evitar recurrir a las tipologías.
El trata de reinterpretar la tipología para reinterpretar los estilos y pensamientos personales de cada arquitecto. Así fue como surgió el concepto de especies, en vez de generar una repetición, fueron relacionados a la forma de adaptarse a diferentes ambientes, así incluyen la noción de espacio y tiempo. Al hacer el aeropuerto de Yokohama atacan la tipología típica de terminal, proponiendo formas internas de organización propias. En todo caso la repetición fue usada en pequeños elementos que solo se diferenciaban en situaciones particulares. Así fue como, con la combinación y repetición de pocos elementos creados, se diseño una geometría compleja. Cada detalle creado varía en posición y ubicación para producir diferentes efectos. Así surgiría algo desconocido.
Actualmente han estudiado sus proyectos en 3 categorías, para ver como surgieron de un cruce consiente entre partes diferentes, que al resultar las iban manteniendo, al igual que una buena raza. De esta manera buscan encontrar un proceso que responda a efectos externos pero que a su vez funciones internamente.







Caso:
Ampliación del Museo de Arte de Denver, Colorado _Daniel Libeskind

Esta obra fue concluida e inaugurada el año 2006, como encargo del Museo de Arte de Denver. Dentro de su programa encontramos un atrio principal, cafetería, galería de exposiciones permanentes, galerías de exposiciones especiales, auditorios con capacidad para 300 personas, salas de almacenaje y conservación y un puente de conexión con el Museo Ponti que se encuentra en la vereda opuesta.

El proyecto fue planteado desde un principio en base a las relaciones contextuales que debía establecer. Por un lado, como ampliación del museo Ponti debía constituir una prolongación de las funciones de este, y por otro lado, constituir una relación estética que permitiera entenderlo como un todo. Al mismo tiempo tenía un compromiso en relación al espacio público en el que es implantaba operando como un nexo entre la ciudad y el centro cívico, creando una fuerte conexión dentro del vecindario.

Sobre estos conceptos podemos ver como de desarrolla formalmente el edificio, que descriptivamente podríamos definir como un conjunto de volúmenes que se desprenden de la línea de edificación invadiendo el espacio aéreo de lo que seria el espacio público, ya sea por una expresión volumétrica que lo relaciona con la vereda opuesta, como por el puente de 31 metros que atraviesa la calle para unirlo con el museo Ponti, sus estacionamientos y una zona residencial ya existente. Por medio de esta operación de monumentalidad, el arquitecto adelanta la experiencia del público, a una instancia anterior al ingreso al edificio, ayudado además por la materialidad, piedra y titanio, que buscan una relación con la tradición local, permitiendo así que se puedan intuir las sensaciones que posiblemente se experimentaran al ingresar al edifico. De esta manera se da la relación interior-exterior.
Al ingresar al edificio, nos damos cuenta que la forma y expresión exterior se desenvuelve también en el interior, incluyendo la escala monumental con el gran atrio de 37 metros de altura que organiza y nos muestra la totalidad vertical del edificio, coronado con un gran lucernario, que distribuye las galerías del edificio. Una vez dentro del edificio podemos ver que la compleja geometría expone condiciones espaciales, que utilizando diferente materiales y elementos conocidos, genera un entorno que nos abstrae de la realidad exterior, pero a su vez nos habla de ella.

La elección de este edificio se da por que pertenece a una “tradición arquitectónica” muy marcada dentro del género de Libeskind. No representa en su concepto el programa más novedoso (museo de arte) ni su forma es la más radical (teniendo como antecedente el conjunto de obras realizadas por Libeskind), pero sin duda en ella podremos encontrar algo que va mas allá de esta simple impresión, que nos permita entender el tema de la forma, según como se desarrolla en los textos de Mary Mcleod, Frank Gehry y Alejandro Zaera-Polo.

Viendo la obra, podemos establecer una serie de relaciones en base a lo que se desprende del texto de Mary Mcleod. Primero, el edificio es muy llamativo formalmente, y la expresividad de la morfología es algo que resalta desde un inicio, pero si tratáramos de entenderlo solo desde un punto de vista formal, evidentemente resultaría ser una forma caprichosa, que seguiría un camino dado por las anteriores obras de Libeskind. Sin embargo por esto es fundamental entender que la obra de arquitectura no es un objeto, y que por medio de las relaciones que se plantean se va revelando un sentido de proyecto, que nos permite entender que dentro de todas esas formas, no existe absolutamente el capricho (entendiéndolo como las voluntades compositivas que todos en alguna medida impregnamos en los proyectos). El hecho de que la motivación de la obra, sea ampliar el programa de un edificio ya existente, establece una serie de guías que van normando el proceso creativo. Tenemos exigencias espaciales, de uso y de cantidad de recintos que deben complementar lo preexistente, de manera que ambos se potencien, y actúen en simbiosis, sin contar el tema normativo que siempre esta presente. Que sea un edificio que se alce en la manzana del frente, al cruzar la calle, implicaba tomar una decisión, que por un lado seria tratar ambos edificios como entes independientes, ligados por el programa, o dar cuenta de esta libertad programática uniendo físicamente los edificios. Y vemos que la segunda alternativa primó, estableciéndose un puente de cristal por sobre la calle, que se lee como un elemento más ligero que articula estos dos volúmenes. En este punto el tema de la materialidad toma un papel importante, por que lejos de entenderse como un elemento decorativo, de absoluta imagen, se trabaja como un elemento que nos permite entender cierta uniformidad en dos geometrías tan distintas. Unidos por un tono, un brillo determinado (aunque los materiales en si sean distintos).

Viendo su relación urbana, al entender un poco la volumétrica, nos damos cuenta que la forma de los volúmenes no es tan arbitraria como en un principio pensábamos, y que la proyección de estas formas fuera del limite de edificación, tienden apropiarse de algún modo del espacio publico, difuminando levemente el limite entre interior y exterior. Pero existe una medida, una dimensión y una escala que permite controlar la forma, y que no se dispare como un antojo.
Esta difuminación entre lo que ocurre en el interior y exterior, ayudado por los factores antes mencionados, entra en directa relación con el texto de Mary Mcleod, Forma y Función hoy en día, ya que “La arquitectura acomoda la función, pero también la interpreta, la potencia, la expande y la transforma por medio de su forma. Esa es la dimensión real de su influencia.”, ya que la relación que genera el edificio con el entorno construido y la tectónica del lugar, también la traduce en el interior del proyecto y no queda solo como un aspecto formal, sino tiene una relación entre el uso y la experiencia que se trata de transmitir en el proyecto. No se genera una forma que luego no tiene incidencia con la función interior. Este gran atrio en la entrada con su lucernario, ya nos esta hablando de una escala monumental.

Es esta dimensión de lo que ocurre en el interior en cuanto al programa una consecuencia de liberación de su forma e imagen exterior de manera que puede cambiar la forma de hacer arquitectura, no se queda pensando en la consecuencia de cada una de la líneas, como dice Frank Gehry en el texto Arquitectura e Intuición sobre que “la forma como un elemento mayor, que genera cierto movimiento y es capaz de cambiar el mundo y su entorno, agredirlo”, así, esta liberación la encuentra tanto en la forma, como en el desarrollo programático del uso interior, que va dirigida tanto a la gente que lo utiliza, como a los que expondrán en ella. Esta agresión la logra integrando el entorno construido por medio de su edificio.

Forma y programa se unen, generando y entendiendo el museo como un solo elemento para el visitante. La forma le da gran consistencia al programa de manera que logra justificarse a si misma, realzándose. Del texto Cruza de Arquitectura de Alejandro Zaera-Polo, se desprende que “La forma otorga un nivel de consistencia, organiza forma y programa para que se vuelvan consistentes en ella”, consistencia lograda por Libeskind.

Esta consistencia la observamos cuando se proponen nuevas formas de organización interna, de transformación del programa. Lo dice Alejandro Zaera-Polo, cuando explica el proyecto de la terminal de Yokohama “Al hacer el aeropuerto de Yokohama atacan la tipología típica de terminal, proponiendo formas internas de organización propias”. En el museo, se ataca la típica forma de hacerlos, al acceder el gran atrio nos habla de las escalas exteriores, descubriendo el edificio en su totalidad, a la vez que nos enfrenta con la gran escalera y con la distribución de las salas en torno a este gran vacío.

"La tipología nos ofrece una forma de evaluar la arquitectura como material de organización" dice Zaera-Polo, una afirmación que es perfectamente aplicable a cualquier operación de conceptualización arquitectónica. Como ya hemos dicho, por lo general, las obras de arquitectura tienen que responder a requerimientos programáticos. La organización de los programas de cualquier tipo en la realidad contemporánea ya están resueltos. Recuperar estas soluciones es valido, como un parámetro, una medida que nos permita evaluar nuestros resultados y objetivos. Sin duda que como la ampliación del Museo de Arte de Denver, existen muchos otros casos que deben responder esencialmente al mismo problema, pero como en el código genético, una pequeña diferencia es lo que da como resultado un ser humano o un chimpancé. Sumado a esto, en el texto recién citado, también se habla de las obras de arquitectura como un proceso donde se van mezclando las mejores características de cosas ya existentes para así poder llegar a una “nueva raza” que combina estos aspectos para distintos nuevos resultado que conservas cierto estándar de calidad. Ya se ha dicho, el listado de recintos no es en absoluto sorpresivo -todo está dentro del estándar- las características de la geometría ya ha sido tratada anteriormente por el arquitecto, pero existe una intención al momento de combinarlos, que no opera como lo haría una fórmula, ni concluye como un capricho, ya que a propósito se escogen estos elementos de determinadas características, que aportan a un plan mayor, muchas veces preconcebido desde sus inicios o que se fue comprendiendo y analizando en un proceso como el que explicaba Frank Gehry.

Con el ejemplo de esta obra, tomando ideas de los textos anteriormente citados, podemos entender entonces, que es un problema complejo el proyectar para los arquitectos, ya que por un lado existen muchos elementos externos a los que tiene que servir el edificio, como lo fueron en este caso el terreno, la ciudad, el uso de los materiales locales, el entorno inmediato, y por otro lado responder a la necesidad internas se uso que se generan en el programa, pero que sin duda, la combinación de estas con la chispa que uno le otorga nos permite sobreponernos a estas condiciones y establece la diferencia entre un trabajo sobresaliente, uno dentro del montón y un “fracaso”.

Cada arquitecto posee formas diferentes de llegar a proyecto, algunos se fijan mas en el programa como un elemento rígido o cambiante que les predispone la forma del proyecto; otros como la forma como elemento primordial que transforma el programa; o bien tomando estos dos elementos desde un principio capaces de irse entrelazando y transformando a lo largo del proyecto. Tal como dice Mary Mcleod en el texto Forma y Función hoy en día, “existe una inclinación por separar forma y función y trabajarlas independientemente. Cada una de estas aproximaciones arriesga un hermetismo y pensamiento en si misma”, nos advierte sobre el riesgo de trabajar estos dos elementos en veredas opuestas, trabajar sin pensar en la necesidad del otro. Sin duda que Libeskind los piensa como un solo elemento, reflejándolo en su proyecto, en el cual los efectos de uno, se ven reflejados en el otro, se funden dejando difusa la línea que los separa.




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